Energía con calor humano


Un equipo del MIT pretende utilizarla para recargar aparatos electrónicos

Cargar el móvil o el mp3 con el calor corporal. Es lo que pretende un equipo del Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT). Sus responsables, el profesor Anantha Chandrakasan y su alumno de doctorado Yogesh Ramadass, señalan que la diferencia de temperatura entre el cuerpo humano (o un objeto caliente de otro tipo) y el aire circundante podría utilizarse como fuente de energía y sustituir o reducir la necesidad de baterías.
La tecnología en la que trabajan estos investigadores, todavía a nivel experimental, aprovecha las diferencias de apenas uno o dos grados, produciendo pequeñas cantidades de energía eléctrica (alrededor de 100 microvatios), pero suficientes para pequeños dispositivos. Ramadass recuerda que el consumo de energía de la mayor parte de sensores electrónicos, procesadores y dispositivos de comunicaciones se ha reducido considerablemente en los últimos años.

Según estos expertos, su sistema podría permitir el seguimiento, las 24 horas del día, de la frecuencia cardíaca, el azúcar en la sangre u otros datos biomédicos, a través de un dispositivo sencillo que se llevaría en un brazo o una pierna y alimentado sólo por la temperatura del cuerpo. Asimismo, podría ser usado para monitorizar los gases de escape de las chimeneas de una planta química o la calidad del aire en los conductos de calefacción y sistemas de ventilación.

Nobel de Física 2009


Charles Kuen Kao, Willard Sterling Boyle y George Elwood Smith, son los distinguidos este año por la Real Academia Sueca de Ciencias, debido sus investigaciones en los avances de la tecnología en fibra óptica y fotografía digital, que impulsaron las tecnologías que permitieron desarrollar las telecomunicaciones en el mundo actual. En el anuncio de los ganadores de esta mañana, Gunnar Oquist, secretario general de la academia, dijo que el trabajo de los científicos honrados por el premio de este año “ha construido los cimientos de nuestra sociedad moderna de la información”. La ceremonia de entrega de premios tendrá lugar en Estocolmo el 10 de diciembre.

Los cables de fibra óptica y láser, capaces de enviar pulsos de luz a través de ellas, ya existían cuando el doctor Kao empezó sus investigaciones. Pero en ese momento, los pulsos de luz sólo podía viajar unos 20 metros a través de las fibras de vidrio antes de que el 99 por ciento de la luz se había disipado. Su objetivo era ampliar los 20 metros a un kilómetro. En ese momento, muchos investigadores encontraron pequeñas imperfecciones, como agujeros o grietas en las fibras, se dispersan la luz.

En enero de 1966, el doctor Kao, que entonces trabajaba en los Laboratorios de Telecomunicaciones Standard en Inglaterra, presentó sus conclusiones. No era la fabricación de la fibra que tuvo la culpa, sino el ingrediente de la fibra – vidrio – el que no era suficientemente puro. Vidrio más depurado aleado con cuarzo fundido sería más transparente, permitiendo que la luz pase con más facilidad. En 197O, los investigadores de Corning Glass Works fueron capaces de producir un kilómetro de largo de fibra óptica ultrapura.

Por su parte, en septiembre de 1969, los doctores Boyle y Smith, inventaron la primera tecnología que hizo posible la creación y transmisión de imágenes mediante un sensor digital, el llamado CCD (del inglés, Charge-Coupled Device). Esta tecnología estaba basada en el efecto fotoeléctrico, un concepto por el que Albert Einstein ganó el Nobel de Física de 1921. El CCD podría definirse como el ojo electrónico de las cámaras digitales. Su creación revolucionó la fotografía, ya que a partir de entonces la luz se podía capturar electrónicamente, en vez de sobre una película. Y que lo diga el común de los mortales de hoy en día, el formato digital ha transformado por completo la manera de procesar y distribuir imágenes en todo el planeta.

Los tres ganadores tienen actualmente la ciudadanía estadounidense. El Dr. Kao, de 75 años, también es un ciudadano británico, y el Dr. Boyle, 85, también es un ciudadano canadiense. El Dr. Smith tiene 79 años.